Colegio Oficial de Ingenieros Navales y Oceánicos

No podemos perder más capacidad industrial

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Llevamos demasiados meses persiguiendo la evolución de los famosos Suezmaxes que nos ha tenido a menudo perplejos acerca de los avatares que venía teniendo la operación para la definitiva firma de los contratos que aseguren su construcción. Y más después de “haber perdido” hace dos años los gaseros (LNG) que se iban a construir para Gas Natural.

La cuestión clave es si se hace política industrial o nos seguimos deslizando por el tobogán de la inacción o el puro abandono de potenciar lo industrial que hemos venido sufriendo a lo largo de diferentes legislaturas de uno y otro color político.

Debido a criterios “economicistas” la construcción de los Suezmaxes puede acabar embarrancando, llevando quizás irreversiblemente a la ruina a nuestros astilleros públicos.

Tras diez años de “parón” de construcción naval civil, Señores, no hay ni habrá (a corto ni medio plazo) carga de trabajo de buques militares que garanticen la actividad, absolutamente necesaria, de nuestros astilleros públicos.

Los astilleros de nuestro entorno en Italia y Francia, y por cierto también en Estados Unidos de América, combinan la construcción naval civil y militar dentro de una política estratégica para mantener operativa una capacidad disponible que garanticen su actividad.

Estos países han definido claramente la Construcción Naval como industria estratégica, al igual que los países asiáticos más desarrollados y de mayor crecimiento: Japón, Corea, China e India, que han apostado por este sector estratégico independientemente de criterios economicistas, y que les ha llevado en estos últimos años a hacerse con más del 92 % del mercado de la construcción naval mundial y por tanto con la llave del 83% del transporte mundial de bienes y mercancías, que se realiza por mar y, por tanto, del comercio mundial.

Hay quienes abogan por mantener la actividad por simples criterios de asegurar mano de obra y no seguir deteriorando el muy perjudicado empleo, pero nosotros queremos defenderlo también desde aspectos geoestratégicos para mantener un control sobre la seguridad de los suministros y del comercio exterior (importaciones y exportaciones), del que tanto dependemos en nuestro país.

Ello conlleva a una Política “con mayúsculas”en relación con el apoyo al desarrollo de la flota de buques mercantes nacional y al tiempo la de apoyo a la construcción naval española, que por cierto deberían ir más de la mano.

A medio-largo plazo se podría producir, que por pasividad o por inacción, quedáramos en mano de los países que sí que le dan importancia a estos aspectos y llegado el caso, nos pudieran asfixiar y como poco condicionar el aseguramiento de nuestros suministros y exportaciones en casos de hipotéticas crisis internacionales.

Pero además es que no se puede ni se debe enfocar la construcción de los Suezmaxes sólo con criterios de resultados económicos para este, de momento, único contrato. Y más cuando Navantia viene defendiendo que el modelo a aplicar para este contrato será con precios internacionales y con resultados equilibrados.

Entrando Navantia en la construcción naval civil, que nunca debería haber abandonado, en el mercado hay gaseros, Suezmaxes, cruceros y otros muchos buques “civiles” además del desarrollo de las energías marinas renovables, que con el adecuado modelo industrial, gerencial y empresarial, no nos cabe ninguna duda que se podrían abordar con éxito y con resultados económicos satisfactorios.

Es indudable que no se puedenmantener en el tiempo unos astilleros que no sean razonablemente viables de manera que no resulten una carga para los contribuyentes (todos los españoles), pero ello debe ser con un diseño estratégico al que otros países han venido prestando atención y en nuestro querido paísno se ha hecho hasta ahora.

Tenemos le esperanza de que la nueva política auspiciada por el Ministerio de Industria y el Gobierno de la Nación, de apoyo al fortalecimiento del sector industrial, como también promueve la Unión Europea, dé un golpe de timón real y eficaz, que en nuestro sector se traduzca en un apoyo e impulso para el contrato de los Suezmaxes.

Aunque el modelo que se pretenda desde Navantia sea con el apoyo inicial de los temidos coreanos por problemas de plazos, esto nos puede ayudar a dar ese paso y diseñar un plan que permita recuperar la base tecnológica y de modelo industrial que no será difícil conseguir.

Además toda la actividad contractual e industrial civil que pueda desarrollar Navantia terminará repercutiendo de forma positiva en todos los órdenes en el sector privado por la mayor contribución a crear masa crítica financiera, industrial y tecnológica que posibiliten una mayor viabilidad del conjunto del sector.

No podemos desperdiciar esta oportunidad casi única para que un armador español, que los puede chartear también a intereses españoles, contrate en nuestro país.

Tenemos de sobra la base, los recursos y las ganas para conseguirlo, y Navantia, el Armador y el Gobierno tienen nuestro apoyo para que así sea.

 

22 Julio 2015

Luis Vilches Collado, Decano-Presidente del Colegio y Asociación de Ingenieros Navales y Oceánicos

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