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Imaginemos que un buque pudiera emitir ininterrumpidamente información sobre su estado operativo y ésta puede ser reciba y procesada en tiempo real en tierra y desde allí se pudieran transmitir órdenes que modifiquen su funcionamiento, optimizando su derrota e incrementado la eficiencia y la seguridad del buque. Además, a efectos de control de tráfico marítimo la opción de que se pudiera detectar su presencia aun desconectando el transpondedor AIS o navegando en una zona “oscura”.
Por otro lado, puede parecer a simple vista que mar y espacio son entornos opuestos. Todo lo contrario, son complementarios. Es a través del espacio desde donde existe la mejor visión de los océanos, dónde se puede recoger la máxima información sobre lo que pasa en su superficie y a través del cual se puede prestar una valiosa ayuda a todos sus usuarios.
Gracias a la miniaturización de la tecnología y los componentes, ya somos capaces de poner en órbita satélites del tamaño de una maleta de mano, 100 o incluso 1.000 veces más ligeros que los grandes satélites geoestacionarios. Además, presentan la capacidad de poder ser operados con garantía durante un relativamente largo periodo de tiempo, son los denominados como nanosatélites o cubesats.
Leer el artículo completo: Innovaciones en nuestros Océanos: Nanosatélites.
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