Colegio Oficial de Ingenieros Navales y Oceánicos

Navantia crece

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Al parecer, Arabia Saudí ya ha dado luz verde al encargo para la fabricación en Navantia de cinco corbetas para su Armada, dentro de un programa de renovación de su flota. Es un pedido que se calcula que garantizará cinco años de carga de trabajo en el astillero ferrolano y el de San Fernando (sin conocerse aún en qué porcentaje), y que dará trabajo a unas 2.000 personas, tanto pertenecientes a la plantilla directa como a la industria auxiliar.

Las corbetas serán una modificación de mayor tamaño del tipo Avante 2200, unas patrulleras oceánicas, que han sido exportadas con anterioridad a la Armada de Venezuela.

Además de la fabricación de los cinco buques, el contrato incluye su mantenimiento, adiestramiento de las dotaciones, la formación en el manejo de los equipos, y la construcción, en Arabia Saudí, de la base a la que estarán adscritas las corbetas y el suministro de los sistemas.

Se trata de la exportación de material de defensa de mayor importe para Navantia, por delante de los encargos de Venezuela y Australia, y que podría abrir las puertas a otros contratos.

Diversas ONG han enviado una carta abierta a Navantia, denunciando el riesgo de que Arabia Saudí utilice las fragatas en el bloqueo naval al que somete a Yemen en el que se han cometido graves violaciones del derecho internacional humanitario, y avisan que la exportación de estas fragatas podría suponer una violación del derecho internacional.

Este contrato no es la única apuesta importante de la que está pendiente Navantia: está a punto de conocerse la decisión de la Armada de Australia (de hecho, acaba de abrir una oficina de Canberra) para adjudicar la construcción de dos buques similares al Buque de Aprovisionamiento en Combate (BAC) Cantabria. La empresa española es una de las dos finalistas en el concurso y el propio BAC (construido en Puerto Real) ha permanecido durante casi un año en ese país para que los responsables de este Gobierno y su Armada pudieran conocerlo al detalle.

Si ambos contratos se confirmasen, sería una apuesta segura por el futuro de Navantia que ya ha empezado a diversificar su producción civil con los contratos con Iberdrola de 29 jackets y una subestación eléctrica, las 5 estructuras SPAR para Statoil, los petroleros para Ondimar Transportes y el flotel para Pemex, que conforman una cartera de pedidos hasta, al menos, 2018.

Pero no sólo eso, estos contratos junto con el impulso a iniciativas como el Naval 4.0 o la digitalización completa del proceso productivo –que deberían ser una realidad en nuestras factorías– podrían llegar a situar a Navantia en una posición de liderazgo dentro de los astilleros europeos.

Es importante que Navantia consiga una posición fuerte dentro de la construcción naval de defensa, por el bien de nuestra propia seguridad nacional, en un mundo con enormes e impredecibles incertidumbres.

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